En
el club de los inocentes no perfectos, pertenecemos con orgullo muchas personas
que aceptamos nuestras debilidades, nos desprendimos de la tiranía de la ambición
para vivir sin arrepentimientos ni vergüenzas, quién podrá decir que no lo
intentamos, por lo menos lo hicimos, cuántos pueden decir eso, cuántos podrían
animarse a liberarse como nosotros.
La
ambición genera vergüenzas, planes no concretados por el temor a fallar, a
querer hacerlo perfecto, por qué mejor no te unes a nosotros, nosotros que no
sabemos bailar pero igual lo hacemos si es necesario para verla feliz, nosotros
que no sabemos cantar pero igual lo hacemos en un karaoke porque dentro de
nosotros aún podemos ser estrellas.
Nadie
es perfecto dice un slogan en la pared de nuestro club, por ende nos
preguntamos, en el café de las seis, por qué existirá aquellos que suelen
criticar, suelen creer que el mundo es suyo y la verdad reservada para un grupo
selecto, nosotros no los juzgamos, solo nos preguntamos sonriendo, por qué solo
no nos dejan ser felices, porque en el fondo ustedes también desearían sacarse
aquella vestimenta tan pesada y gris.
A veces cuando nos vemos en el espejo, tan imperfectos,
es cuando siento que el mundo es nuestro...