Ya me estaba molestando un poco la misma canción. El mismo ruido, el mismo cuarto, la misma ruta. Ya me estaba molestando el hígado por saber que no podía irme por las ramas ni por los trenes. Me molestaba la hora sobretodo, esa hora donde no se sabe si es tarde o noche. El invierno aquí es el peor de todos.
Es que hay días en los cuales ni yo me aguantaba. Esos días eran tan malos, tan malos hasta que llegaste tú. Como si estuvieras oculta, saliste desde la gente con todo esa sonrisa que eres, con toda esa alegría que eres y toda la magia que representas en mis horas. Ya no puedo concentrarme en otra cosa, quisiera que nuestros días nunca acabasen.
Quisiera repetir todos los días este día, así como el día de nuestro primer beso.
Repetir, paso a paso, el anhelo de tocar tus labios y tus manos. Sentir toda esa incertidumbre que siento cada vez que me faltan 3 minutos para volver a verte. Nunca llegaré a aburrirme de estar contigo, ni de conocerte (te conozco todos lo días). Aprendo algo nuevo cada vez que te veo: algo de ti, algo de mi.
Tal vez lleguemos un día por esas calles de Jesús María y te diga
"¡Aquí es donde vamos a vivir!"
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