¿Te acuerdas de todas esas cosas que te dijeron mientras te tapabas los oídos, la boca y los ojos? Me recordabas a un mono optando por una huelga de hambre, cerrando las fronteras de su delicado metro cuadrado. Seguramente tomarás entre 5 a 6 secos y nos dirás que no somos voces autorizadas. Nos censurarás a todos y al final te quedarás solo. ¿Por qué? Porque hiciste tuyo un pleito ajeno. Porque no seguiste ningún ejemplo y, fusil en mano, disparaste pintura a tu alrededor. Porque elegiste un par de caminos que abandonaste y porque ejerces la utópica profesión de nunca quedar mal con nadie. Quedas aún peor.
¿Cuánto te pagaron por dejar todo lo que tenías pensado hacer? ¿Qué te convenció para que dejes de creer incluso en ti mismo? ¿Qué rellena ahora tus errores? ¿Por qué sigues pidiéndole a todos que se pongan en tu lugar?
Olvídate un poco. Estas llenando vacíos con cojudeces.
Y no. No me es fácil decirte esto pero debes cambiar.
Al final todos los caminos nos conducirán a terminar esa película mala.
Y empieza otra vez a buscar un proyecto.
No les falles.