Recuerdos blancos y un puñado de versos.
Tus ojos, aquel salón de clases, un viaje, un bus, un taxi, tu baile…
Versos dichos entre sueños y otros que parecieran de una realidad que se aleja sin dar señales de vida.
Nieve, una obra de teatro, una canción, una banca, una estrella, tu casaca roja, una radio, tu risa, tu abrazo, aquel beso…
Pude haberlo hecho mejor, es el consuelo cruel de una fecha que muchos detestan por no pensar en aquella historia que pudo ser.
Mirarla a través de mi ventana, detrás de una esquina, todas y ninguna, todo el mundo y tú y nadie más que tú, tu risa, tu voz, aquella tonta explicación de la creación del mundo, te extraño…
Hoy me he mirado al espejo y siento que no soy el mismo de antes, que aquella mitad de década fue la mejor y que la cicatriz quedó como la marca tras un montón de ropa lavada.
Tu foto en el cajón, lágrimas que brotaron, por mí, por ti, aquella imagen donde te alejas y desapareces en un punto que jamás lograré alcanzar.
Triste San Valentín, rompe el vidrio y devuélvemela…
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