Ni en el presente, ni en el pasado, ni en un futuro juntos, en
un tiempo indefinido, omnipresente, oculta y latente, ausente y cruel, en otras
palabras, mala; mala porque eres la única persona en el mundo que puede sacar
lo peor de mí, capacidad maligna, virtud a la que recurro siempre sin ninguna
alternativa porque destruiste los demás caminos por el simple gusto de verme
arder.
Manipulación, juego maquiavélico en el que me convierto en el medio siendo mi fin tu fin, tu meta que te haría sentarte entre mis cenizas mientras fumas aquel cigarro que siempre quise que dejes de fumar, con esa sonrisa que me hacía pedirte perdón cada vez que amenazabas con querer irte con un cuchillo entre tus piernas y un beso entre el gatillo y mi sien.
Me he puesto una casaca en verano para ocultar las
cicatrices, aunque la verdad es que lo hago más para protegerme, guantes si
debo defenderme, aunque acabaría siendo el culpable, mientras todos dirían cómo
pude hacerlo, en qué clase de monstruo me he convertido, mientras las manijas
del reloj, aquella cama, los anteojos negros, la madrugada que se hizo día recordarán
mi triste travesía.
La noche se hizo tiniebla mientras aún recuerdo tus planes,
sé feliz intente decirte, buena suerte y hasta luego, pero aún lloras delante
de todos en aquella fiesta, buscando la felicidad, la dicha y el destino que
harán que encuentres al indicado, aquel que nunca te hará daño, al tipo que de
verdad te valore, mientras por un audífono sigues susurrando que no pararás
hasta hundirme en la melancolía eterna de sufrir de amor.
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