El último día de rodaje de “The Fountain”, la misma Rachel Weisz le preguntó a Hugh Jackman cuál era para él el significado de la película, Hugh le respondió, diciendo que lo que le diría nunca lo hablaría con ningún reportero ni en el día del estreno, que se trataba sobre la expansión que uno sufre al ir más allá del bien y el mal, del hombre y la mujer, del amor y el desamor, la vida y la muerte, en sí el ir más allá de la dualidad con la que el ser humano vive y se desarrolla día tras día. ¿Y a la prensa que les dirás, Hugh?, que se trata de una historia de amor.
La película es ese viaje hacia la expansión, hacia la libertad de entender el verdadero significado de la unidad, donde el bien y el mal se unen en un solo ente, “The Fountain” es la búsqueda a través de un viaje a partir del encierro de un hombre que quiere descubrir el método de poder vivir eternamente con la mujer que ama. Es el “2001: Odisea del Espacio” de Darren Aronofsky, donde explora esa frase que solemos decir cuando estamos enamorados sin meditarla mucho: “quiero estar contigo por siempre”.
Y es que dicha frase puede ser cruel si no sabemos controlar la obsesión, desesperación e inseguridad que existe tras ella, ya que en el fondo es la búsqueda del querer fusionarnos con la persona que creemos es el amor de nuestras vidas, es negar toda lógica real, es ir más allá, es la búsqueda de la vida eterna pero entendiéndola como la liberación fuera de la barrera de nuestros cuerpos mortales. La inmortalidad es la entrega, sumisión y acatamiento a la muerte.
La muerte para generar la vida, difícil de aceptarlo, espiritualidad que se pierde a veces en lo banal de la sensación de perdida, de creer que todo acaba en un día, que te sientes devastado tras un cita que no existió, tras una llamada perdida, encogido en una cama un domingo cualquiera esperando aquel feriado que te calme, aquel mensaje de ayuda, aquella medicina del cambio, buscando la sabia del árbol de la vida que te permita decirle que pueden llegar a ser aquel Adán y Eva que nunca debieron ser expulsados de aquel jardín inmaculado.
La película es ese viaje hacia la expansión, hacia la libertad de entender el verdadero significado de la unidad, donde el bien y el mal se unen en un solo ente, “The Fountain” es la búsqueda a través de un viaje a partir del encierro de un hombre que quiere descubrir el método de poder vivir eternamente con la mujer que ama. Es el “2001: Odisea del Espacio” de Darren Aronofsky, donde explora esa frase que solemos decir cuando estamos enamorados sin meditarla mucho: “quiero estar contigo por siempre”.
Y es que dicha frase puede ser cruel si no sabemos controlar la obsesión, desesperación e inseguridad que existe tras ella, ya que en el fondo es la búsqueda del querer fusionarnos con la persona que creemos es el amor de nuestras vidas, es negar toda lógica real, es ir más allá, es la búsqueda de la vida eterna pero entendiéndola como la liberación fuera de la barrera de nuestros cuerpos mortales. La inmortalidad es la entrega, sumisión y acatamiento a la muerte.
La muerte para generar la vida, difícil de aceptarlo, espiritualidad que se pierde a veces en lo banal de la sensación de perdida, de creer que todo acaba en un día, que te sientes devastado tras un cita que no existió, tras una llamada perdida, encogido en una cama un domingo cualquiera esperando aquel feriado que te calme, aquel mensaje de ayuda, aquella medicina del cambio, buscando la sabia del árbol de la vida que te permita decirle que pueden llegar a ser aquel Adán y Eva que nunca debieron ser expulsados de aquel jardín inmaculado.
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