
¿Y si nos conocemos de nuevo?, le pregunté.
Deberíamos olvidarnos mutuamente si queremos lograrlo, un eterno resplandor de una mente sin recuerdos, ¿suena fantástico no crees?
Así empezamos a olvidarnos.
El telón se abrió y la función empieza, la fantasía de todo mortal de querer olvidar a esa persona que nació entre la lluvia para romperte el corazón, entre una melodía, entre el sorbo melancólico de aquel trago amargo.

Acompáñame y siéntate junto a mí, le dije, he olvidado poco a poco quién soy y dónde solía esconderme, tengo sueños y recuerdos, tengo olvido y tengo tiempo para poder convencerte de que podemos quedarnos en silencio, olvidarnos y conocernos de nuevo.
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