lunes, 23 de abril de 2012

La ciudad y los perros (1985): Las consecuencias


 Tal vez mi encierro te dio pena. Estaba por todas las calles buscándote en cualquier rincón, llegando tarde a casa, revolviendo cada nota, y sabia que todo te había dado pena. No debí decir que la casa era fea, si tampoco era tu casa, ni el cuadrado que dividía el cielo de mi cama. No debí aguantar tanto tiempo la respiración en invierno, si sabia que la garua era un invento cruel de las mañanas. No debí inventar tantas historias ni correr tras papeles regados en tu cuarto.


Seguramente te dio pena. Y te siguió dando pena mientras pasaron los años y yo me agarré a puñetazos con el aire. Renegué de cada filtro de cigarro, del cáncer, de los micros llenos, de tus lágrimas inexistentes cuando me aceptabas otra vez, por pena. Te lamentabas por mi cuando te besabas con otro y a otros tú les dabas pena. Les dabas pena. Les dabas pena y yo te daba pena. Y ahora regreso, en un micro lleno a la casa que no es mi casa.


Y estaba pensando en todas las máquinas que me regresaran a ti. Y cada momento tuvo una causa. Y quería regresar. Para evitar ese cassete, para evitar ese día, para evitar ese maltrato, para evitar ese auto, para evitar la mierda, ese examen y tu adiós; para evitar la vida, los años y las cóleras, para evitar tu pena. Quise regresar para que digas que no vale la pena. Que no vale la pena mi pena, más tu pena fue la que me destrozaba.
Hoy sigo encerrado entre tanto arrepentimiento. Sin saber que hacer hasta que espere por fin, un fin en tu regreso.



y esta canción.

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